Plantar árboles u obtener créditos de carbono de la plantación es una forma de mitigar los impactos ambientales causados por las empresas; aprende qué son y cómo conseguirlos en este artículo.
Entre 1970 y 2019, las catástrofes naturales representaron el 50% de todos los incidentes de este tipo notificados, sumando el 45% de las muertes registradas y el 74% de las pérdidas económicas. Los datos proceden de un informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
Es posible visualizar los principales acontecimientos en este link. Desafortunadamente, hay una tendencia a que estos sucesos sean aún más frecuentes.
Las temperaturas anuales récord, el aumento de las catástrofes naturales y la disminución de la biodiversidad presentan señales de alarma urgentes para la longevidad de los seres humanos en la Tierra. El calentamiento global, que tiene inequívocamente influencia humana, superará los 1,5 °C antes de mediados de siglo, informa un informe de la Cámara Internacional de Comercio del Brasil (ICC).
Una de las formas de evitarlo es que las empresas y los países mitiguen sus impactos ambientales, algo que puede lograrse mediante los llamados créditos de carbono. La neutralización del carbono es una forma de que una empresa compense los impactos de su actividad, según su segmento operativo, tamaño, entre otros criterios.
Pero, ¿qué son los créditos de carbono?
Para entenderlo mejor, debemos remontarnos en el tiempo, más concretamente a 1997, cuando se firmó el Protocolo de Kioto.
Con 180 países firmantes, este documento obligaba a los países a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero un 5% por debajo de los niveles de 1990, con el objetivo de combatir el calentamiento global, a través de los llamados créditos de carbono.
A pesar de llevar décadas en vigor, este mercado de créditos de carbono no se reguló oficialmente hasta 2021, en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP-26). Un crédito de carbono es un certificado digital capaz de demostrar que un proyecto ha compensado la emisión de 1 tonelada de CO₂ a la atmósfera.
Es posible actuar de este modo en diversos proyectos, como la conservación de bosques, la reforestación, las energías limpias o la biomasa, entre otros. Estos activos ayudan a las organizaciones — y a los gobiernos de los países — a demostrar sus esfuerzos para compensar la contaminación por GEI.
Muchas organizaciones buscan obtener los llamados sellos de carbono por diversas razones, que van desde el reconocimiento público de los impactos causados hasta el aumento de su reputación, como se explica en este artículo. Esta acción de la iniciativa privada contribuye a la construcción de una economía baja en carbono, alineada con las nuevas necesidades del medio ambiente.
Brasil a la vanguardia
Una de las formas más comunes y eficientes de obtener créditos de carbono es a partir de proyectos de gestión forestal, como la reforestación y la restauración, y de la Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación (REDD).
En su informe, el ICC afirma que «la reforestación se evalúa generalmente como una mejor opción de mitigación en el sector forestal a corto plazo debido a la facilidad de implementación, siempre y cuando esté respaldada por una lógica económica que la justifique», refuerza.
Dado que los GEI se mezclan globalmente en la atmósfera, las empresas pueden obtener créditos de carbono de iniciativas llevadas a cabo en cualquier lugar. De esta forma, según la ICC, Brasil espera estar en la vanguardia a partir de proyectos relacionados con la obtención de créditos de carbono, que pueden generar US$ 100 mil millones hasta 2030, según la estimación de la agencia.
Debido a su historial de actuación en economía sostenible, Brasil tiene potencial para abastecer entre el 5% y el 37,5% de la demanda total del mercado voluntario de créditos de carbono.
Sin embargo, proyectos de este perfil exigen iniciativas especializadas y que puedan demostrar con transparencia el trabajo y los resultados. No basta con plantar árboles, es necesario hacer la gestión adecuada, preocuparse por todo el ecosistema que rodea al bosque y por el ciclo de vida del árbol.
