E de Medio Ambiente es uno de los tres pilares de las empresas para acceder a los recursos de los fondos de inversión; conozca la importancia de prepararse para el futuro.
Se espera que los recursos asignados a inversiones ASG alcancen los 50 billones de dólares en 2025, lo que representará más de un tercio de los activos gestionados en todo el mundo, según una estimación de Bloomberg. No es exagerado afirmar que las preocupaciones ESG están cambiando el sector en general, incluida su propia financiación.
Este volumen de financiación muestra una clara tendencia al alza. Sin embargo, es necesario comprender mejor el concepto de ESG.
La sigla procede de la unión de tres palabras: medioambiental, social y gobernanza (Environmental, Social and Governance, termo original en inglés). ESG habla de desarrollo sostenible, que considera un propósito superior, como una gestión empresarial saludable, con una mirada activa hacia las personas y el planeta.
Por lo tanto, uno de los enfoques para simplificar aún más la comprensión puede ser Planeta (E), Personas (S) y Propósito y Principios (G).
- Ambiental o Planeta: El E de ESG está relacionado con el cuidado del planeta Tierra. Contar con iniciativas orientadas a la sostenibilidad de los ecosistemas, la biodiversidad, el uso consciente del agua, los materiales y el suelo, la reducción de GEI y la compensación de emisiones.
- Social o Personas: La S de ESG está relacionada principalmente con la forma en que las empresas tratan a sus empleados y después a sus clientes, socios y comunidad. Salud, bienestar, seguridad, derechos humanos, diversidad e inclusión y ciudadanía corporativa son algunos de los temas que se tratan aquí.
- Gobernanza o Propósito y Principios: El G de ESG habla de prácticas de gestión alineadas con el propósito y principios de la empresa, considerando temas como transparencia, ética, contratación justa, cumplimiento, gestión de riesgos, entre otros.
No todas las empresas tendrán todas las iniciativas ESG a un nivel avanzado. Sin embargo, las empresas deben considerar qué áreas les parecen más importantes dentro de su contexto y perfil empresarial.
Para algunas, el énfasis en la gobernanza tiene más sentido, por ejemplo, las instituciones financieras. Para otras, como una fábrica de celulosa, el énfasis puede estar en el Medio Ambiente. Esto no exime a todas ellas de tener iniciativas, aunque sean sencillas, en los tres frentes.
Medio ambiente: un mercado en expansión
Aunque las iniciativas para reducir las emisiones de carbono pueden tener un atractivo para la reputación, la atención a las acciones medioambientales se ha convertido en una necesidad, incluso desde el punto de vista de la perennidad empresarial. La razón radica en el volumen de recursos disponibles para las empresas que cumplen las normas necesarias del E de ESG.
Los activos ESG se encuentran en una espiral de crecimiento constante: fueron de 35 billones de dólares en 2020, 30,6 billones en 2018 y 22,8 billones en 2016. Las últimas cifras se han obtenido de un análisis de la Asociación Global de Inversión Sostenible (GSIA), que puede ser visto en la íntegra aquí.
«Este informe muestra la prevalencia de las inversiones sostenibles globales, que han crecido un 15% en los últimos dos años», dice el texto. Observando las cifras, llama la atención cuánto creció el área relacionada con el mercado de carbono entre 2016 y 2020: 605%, pasando de US$ 276 mil millones a US$ 1,948 mil millones en 4 años.
¿Cómo hacer?
Uno de los caminos que pueden utilizar las empresas para encontrar la mejor forma de evolucionar en este ámbito es seguir los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), propuestos por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Los ODS incluyen 17 grandes objetivos que deben perseguirse de aquí a 2030, algunos de los cuales son más importantes desde una perspectiva medioambiental.
Entre ellas: agua limpia y saneamiento; energía limpia y asequible; ciudades y comunidades sostenibles; consumo y producción responsables; acción contra el cambio climático global. Como explicamos en este artículo sobre los créditos de carbono, en los últimos años han aumentado las catástrofes naturales, reflejo del calentamiento global.
Para las organizaciones, adoptar esta visión amplia es relevante, sobre todo porque todas las empresas emiten carbono y producen los llamados Gases de Efecto Invernadero (GEI).
Por eso, muchas organizaciones estudian rigurosamente su impacto en el medio ambiente, lo que es posible a través de una calculadora de carbono, para intentar reducir o anular sus consecuencias para la sociedad.
Los GEI se mezclan globalmente en la atmósfera, por lo que las iniciativas de las organizaciones para mitigar su impacto pueden llevarse a cabo en cualquier lugar. Sin embargo, es habitual buscar una relación entre las estrategias adoptadas y los mayores impactos causados, con el objetivo de beneficiar a las comunidades más afectadas.
En otras palabras, la inversión ESG y los proyectos bien estructurados garantizan que una empresa no tenga problemas de reputación — sin ser marginada — y tenga acceso a recursos para sus proyectos en los cada vez más numerosos fondos ESG.